Venezuela a la sombra de una intervención

El debate se ha abierto, las negociaciones diplomáticas durante los último días se han activado, la posible intervención militar americana -colombiana  en Venezuela ya es una posibilidad real, el régimen de Nicolás Maduro ha llevado a la nación suramericana a una crisis humanitaria sin precedentes, un éxodo incontrolable en la región, la ha convertido en una cuna para el narcotráfico y la formación grupos radicales islámicos, todo esto se traduce en  una amenaza «verdadera» para la seguridad de Colombia y Estados Unidos. 

Por: Francisco de Lorca.

 

Hace una semana el New York Times publicó un editorial de nombre, Stay Out of Venezuela Mr Trump  en el cual hacia un llamado a la Casa Blanca para evitar cualquier invasión armada contra la dictadura de Nicolás Maduro, a esto se le sumó un pronunciamiento débil y ambiguo  del Grupo de Lima el pasado 15 de Septiembre, once de los 14 Gobiernos que conforman esta organización diplomática, expresaron  su “preocupación y rechazo ante cualquier curso de acción o declaración que implique una intervención militar en Venezuela”, según un comunicado conjunto suscrito por Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía. Colombia, pese a ser uno de los miembros, no se adhirió a la declaración, ya que consideró que no se aportaba ninguna solución real, mientras el éxodo de miles de venezolanos continua.

 

Varias fuentes cercanas al Congreso, Pentágono y organismos   como la Agencia Central de Inteligencia (CIA),  han divulgado que el plan militar existe y se está preparando,  los contactos diplomáticos por parte de Los Estados Unidos han comenzado  para justificar la intervención. Colombia sería la clave para la logística de cualquier incursión, el país Neo Granadino (principal afectado por el éxodo venezolano), a pesar  de que su presidente, Ivan Duque, en declaraciones públicas pasadas se ha opuesto a esta «solución», pero, en términos prácticos, a Bogota no le quedaría más remedio que apoyar una incursión,  debido a su relación  política, comercial y militar con Washington.

 

Una de la voces a favor “de no descartar todas las vías ”, fue el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quién en su visita a la frontera Colombo-Venezolana el pasado jueves 13 de Septiembre, fue testigo del drama humano que viven los venezolanos que abandonan su nación por el solo hecho de buscar algo para comer. En un video divulgado por la OEA el día Domingo 16 de Septiembre, Almagro reclamó que el mundo no  puede hacer la vista a un lado sobre el «colapso humanitario que se vive en Venezuela», ademas de llamar la atención de que el problema no es la solución militar, si no que la acción en sí misma sería una consecuencia del desastre criminal hecho por Maduro contra su propio pueblo,  y en la opinión de este columnista, si vemos hacia el pasado, a Panamá en 1989 se le invadió por mucho menos problemas.

 

 

El Senador americano, Marco Rubio, quién se ha reunido con altos personeros en materia de seguridad del gobierno del presidente Donald Trump para hablar sobre el “asunto” de Venezuela, ha declarado que Maduro agotó todas las salidas diplomáticas, que la militar es la «lamentable solución contra un régimen que rechaza una ayuda humanitaria», en ese sentido, Rubio alega que no es cuestión de “invadir por invadir”,si no buscar una solución rápida y ordenada con la ayuda de los paises latinoamericanos,  la diplomacia ha sido «inútil y permisiva» y ha permitido al chavismo ganar tiempo y engañar a la comunidad internacional.

 

¿Por qué se necesita la intervención?

 

En el 2014 y 2017 explotaron protestas antigubernamentales contra la dictadura venezolana, la mayoría de los ciudadanos pedían elecciones libres y la salida del «chavismo» del poder , Maduro mostró su carácter autoritario y hasta asesino, más de 400 jóvenes en todo el país fueron asesinados , por fuerzas represivas del gobierno, 3624 personas fueron apresadas y torturadas, los casos de delitos contra humanidad, violaciones a los derechos humanos y persecución contra opositores por parte del régimen chavista, han sido documentados y presentados en la OEA y la Corte Penal Internacional (CPI), hay recordar que no se veía una conducta esta magnitud por parte de autócrata, desde  la década de los 90, con lo sucedido en la antigua Yugoslavia y la masacre perpetrada por Slobodan Milošević en Bosnia y Serbia.

 

No hay que ser un experto en luchas políticas para saber que los venezolanos han batallado todo lo que han podido en contra de la dictadura chavista, pero ¿cuantas personas más deben morir para hacer  entender  al mundo con que tipo de personas se esta lidiando?, y si se analiza lo que hizo Milošević, es más que evidente que en este caso no se debe descartar ninguna opción y la intervención es necesaria para evitar más asesinatos y muertes por parte de un dictador contra su propio pueblo.

 

El  alegato principal de la acción en el «asunto» venezolano, debe ser por razones humanitarias, Nicolas Maduro y personeros de su régimen niegan la crisis y se oponen a la entrada de cualquier ayuda. Tener una afección o simplemente enfermarse en Venezuela es una sentencia de muerte, no hay medicinas, no hay equipos para tratamientos de ninguna índole, los médicos públicos trabajan con la uñas, y los sueldos de los galenos equivalen a 5 dólares mensuales en una economía destrozada por la inflación más alta del mundo.

 

Maduro ha puesto en marcha «el carnet de la patria», un control social sobre los ciudadanos, el dictador apela a esta medida macabra en la cual el Estado decide sobre la vida de un ciudadano, si un venezolano no tiene dicho «carnet», se le niega la entrada a un centro asistencial, la compra de comida subsidiada o el cobro de una pensión, hablamos de una ejecución en cámara lenta. La implementación de un instrumento de chantaje ideológico es  una acción violatoria del derecho internacional.

 

No se puede confiar en las autoridades venezolanas para la entrega y cuido de la ayuda humanitaria a futuro, se necesita personal internacional de las Naciones Unidas, OEA y grupos de ayuda para tal fin, la seguridad de esos colaboradores debe ser primordial y ya todos sabemos por qué las policías y Guardia Nacional de Venezuela no son aptas para el trabajo.

 

Venezuela vive secuestrada bajo 83 bandas criminales en su territorio,  (leer trabajo del Estimulo.com)  el asedio de militares corruptos que vigilan las vías de comunicación, una  delincuencia hasta “salvaje” que asesina a 30.000 personas al año,  a este forma de vida apocalíptica, se debe agregar la muerte infantil por desnutrición,  hambre en el 58% de la población, , una inflación que llegará al 1.000.000% este 2018 y la escasez de bienes básicos, la salida de Maduro supondría un caos generalizado, y la única manera de restablecer orden y evitar que grupos delictivos de poder se formen al mas puro estilo «Feudal», sería con una fuerza multinacional que recupere el orden durante una transición democrática.

 

La salida de los más de 100 mil agentes del G2 cubano es imprescindible para celebrar cualquier proceso eleccionario, también esta la disolución de los campos de entrenamientos de grupos de disidentes de Las FARC y organizaciones terroristas como Hezbolá, esto solo lo puede lograr una acción coordinada entre militares venezolanos leales a la constitución y la fuerza multinacional que entre a Venezuela.

 

El narcotráfico es el principal problema para los Estados Unidos, Diosdado Cabello, el presidente de la ilegal Asamblea Nacional Constituyente, es acusado de ser el líder del «Cartel de los Soles», una red de distribución de droga internacional en la cual están inmersos militares de alto rango en Venezuela. El gobierno de Maduro no celebrará elección alguna, ni ningún proceso de negociación creíble que perjudique al número «2» del chavismo, el costo de la salida del poder es muy alto, y más para Cabello y los generales que lo siguen, la oposición en un futuro gobierno de transición no tendría la suficiente fuerza para enfrentar a estos oscuros personajes y sus organizaciones, solo la ayuda internacional junto con organismos como la DEA e Interpol,  garantizaría que estos criminales sean puestos tras las rejas.

 

En ese sentido,  en las grandes ciudades de Venezuela existen los llamados colectivos, que no son más que organizaciones paramilitares afines al régimen de Maduro, todas armadas hasta los dientes y co-responsables del asesinato de jóvenes durante las protestas, también son encargadas de la distribución de drogas que circula en el interior el país. El control y disolución de estos grupos no será fácil, pero es imperativo hacerlo, la colaboraciones entre las autoridades venezolanas y las fuerza de coalición será fundamental para darle estabilidad al país y rescatar la seguridad.

 

Hay muchas más razones políticas y económicas que también justifican una intervención, pero aquí no se debe olvidar el principal motivo de este tema, es el horror y sufrimiento que sufren los venezolanos, la única solución que han encontrado es abandonar a su país, las consecuencia de este éxodo forzado para las naciones que abrieron las puertas  (Colombia en especial) han comenzado a sentirse, problemas de prostitución, aumento de la delincuencia, xenofobía, campamento de refugiados, mafias ideológicas (radicales de izquierda salidos de Venezuela), narcotráfico, esclavitud y trato de personas, son los casos alertados por la ONU en boca de la Comisionada Para Los Derechos Humanos, Michell Bachelet.

 

El régimen de Maduro es una entidad maligna, personas indolentes de su propia realidad son las que ejercen el gobierno sin importarles sus ciudadanos, las  declaraciones de estos personajes,  son de guerras internas contra enemigos que no existen, el principio de no intervención ante esta tragedia no aplica, la vida debe estar por encima de cualquier resolución, y mientras esa dictadura siga en el poder, lo único cierto será que más venezolanos abandonaran sus hogares y los que no puedan, sufrirán día a día la violación de sus derechos elementales, el tiempo se acorta ante un estallido humanitario de mayor profundidad ,mientras  la diplomacia se ahoga en mar contradicciones para saber que acciones tomar.

 

 

 

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