Trump empieza a colocar sus fichas
Trump ya hace publico los nombres que estarán en puestos claves
Ojo Global Noticias
Nueva York, 17 nov (EFE).- La compleja maquinaria de transición presidencial en EE.UU. entra en una fase clave con el nombramiento de los primeros equipos que aterrizarán en las oficinas públicas, mientras Donald Trump sigue con sus cábalas, sin prisas, sobre las figuras que lo acompañarán cuando se haga cargo de la Casa Blanca.
Portavoces de Trump ofrecieron hoy detalles de una serie de personas que formarán los «equipos de aterrizaje» que serán nombrados desde hoy y hasta la semana que viene con el fin de «comenzar a facilitar la transición».
El portavoz Sean Spicer informó que hoy se estaba enviando a la Casa Blanca la lista de una serie de personas que se incorporarán en las oficinas del Departamento de Defensa, del Departamento de Estado, del Departamento de Justicia y el Consejo de Seguridad Nacional.
Los nombres de estas personas no serán difundidos hasta este viernes, agregó Spicer, también estratega jefe del Comité Nacional Republicano.
El lunes próximo habrá otra serie de «equipos de aterrizaje», esta vez en áreas económicas, incluyendo el Tesoro, el Departamento de Comercio, la oficina a cargo de pequeñas empresas o la Seguridad Social.
Y el miércoles se espera que ocurra lo mismo con áreas como los servicios de inteligencia, los veteranos de guerra, el Departamento de Energía, Educación o agricultura.
Todo ello, según el portavoz, con el fin de que comenzar a tomar el relevo de la administración pública antes de que Trump llegue a la Casa Blanca en enero próximo, en reemplazo de Barack Obama.
De momento, según los portavoces de Trump, no hay un calendario clave sobre la designación de las máximas autoridades de los distintos departamentos del Gobierno.
«El enfoque es reunir absolutamente el mejor equipo, y cuando estas decisiones se adopten serán anunciadas», afirmó el también portavoz del equipo de transición Jason Miller.
Algunos medios de comunicación estadounidenses han dado cuenta de lo que consideran es un retraso en el nombramiento de altos cargos de la futura Administración de Donald Trump, mientras siguen circulando listas de posibles candidatos.
Los portavoces de Trump, sin embargo, han rechazado esas críticas y han comparado el calendario de nombramientos con otras administraciones anteriores, que tenían un retraso mucho mayor.
Hasta ahora, Trump sólo ha nombrado a su futuro jefe de Gabinete, puesto que asumirá el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, y a Stephen Bannon cono estratega jefe y consejero senior.
Esos nombramientos fueron dados a conocer el pasado domingo, y desde entonces no ha habido más novedades en cuanto a otras designaciones claves, lo que ha alimentado las conjeturas de los medios de comunicación sobre los candidatos más firmes.
Los portavoces anunciaron que este viernes Trump tendrá una reunión de dos horas con el equipo de transición, en la torre de Nueva York que lleva su nombre, que se ha convertido en el cuartel general de todos sus contactos.
Posteriormente se trasladará a la localidad de Bedminister, en el estado de Nueva Jersey, donde Trump tiene una propiedad y un campo de golf y en donde, según las fuentes, continuará las reuniones para seguir trabajando en la transición presidencial.
Las fuentes oficiales recordaron que Trump tiene intención de evitar la injerencia de grupos de cabildeo en su Administración, y, según se anunció anoche, ha impuesto un código para evitar esas intromisiones en los asuntos públicos.
Esas medidas, recordó hoy Spicer, incluye la prohibición de quienes acepten un cargo público se sumen a grupos de «lobby» durante cinco años después de que abandonen esa posición.
Además, esa prohibición se mantendrá por toda la vida en cuanto al servicio para gobiernos extranjeros. «El propósito de esto es garantizar que el servicio a la nación es lo primero», afirmó Spicer.
Ambas decisiones ya fueron anunciadas durante la campaña electoral.
«Voy a ampliar la definición del cabildeo, así cerramos todas las lagunas que los exfuncionarios del gobierno usan convirtiéndose en consultores o asesores», afirmó Trump en octubre pasado cuando anunció esa intención.
Mientras tanto, Trump sigue recibiendo en su torre de Manhattan a distintas personalidades del mundo político estadounidense y a sus asesores más importantes, antes de que a media tarde se reúna con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe.
Las empresas
Donald Trump, tiene un complejo entramado empresarial en todo el mundo que, pese a las promesas de delegar esos intereses en sus hijos, podría complicarle su mandato y aumentar las suspicacias sobre sus decisiones desde el Despacho Oval.
El 20 de enero, el día en que se inaugurará su mandato como presidente de los Estados Unidos, Trump llegará a la Casa Blanca, su nueva morada, desde el Capitolio tras pasar frente al flamante Hotel Trump de la Avenida Pensilvania, en el centro de Washington.
Ese edificio está bajo régimen de alquiler a sesenta años con una agencia gubernamental, la misma que una vez en el poder Trump supervisará y controlará, desde los nombramientos internos hasta normativas bajo potestad del Ejecutivo.
Ese es solo un ejemplo de los muchos conflictos de intereses que pueden surgir para un presidente que nunca ha ejercido en cargo electo alguno y que, pese a todo, no está sujeto a las mismas consideraciones legales que sus subalternos, quienes por ley no pueden participar en funciones o decisiones de gobierno que afecten a negocios particulares o familiares.
Según el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, que está siendo considerado para el puesto de fiscal general, la ley no obliga a Trump a poner todos sus negocios en un llamado «fideicomiso ciego», como han hecho otros mandatarios para evitar que choquen su patrimonio y la función pública.
Este tipo de fondos gestionan los negocios o capital de una persona sin que el interesado tenga ningún intercambio o influencia en los gestores.
Trump, por el momento, no ha hablado de ningún «fideicomiso ciego» y se ha limitado a decir durante la campaña que cedería todos sus negocios a sus hijos, los cuales, no obstante, ahora son parte del equipo de transición a la Casa Blanca, algo que contradice su mensaje de independencia.
Su hija Ivanka Trump y sus hijos Donald Jr. y Eric han estado presentes en reuniones para diseñar la nueva Administración, pese a que manejan empresas con inversiones en todo el mundo e intereses que se solapan con decisiones del Gobierno federal o la Justicia.
Según indicó el profesor de la facultad de Derecho de la Universidad de Columbia Richard Briffault en un comentario en la web Politifact, Trump está exento de leyes de defensa de conflictos de intereses para evitar que ejercite la recusación en alguna decisión de Gobierno, algo que podría ser considerado inconstitucional.
Pese a que el magnate está protegido por la ley ante posibles conflictos de intereses a un nivel que no lo estarían los miembros de su gabinete, escándalos sobre decisiones que afecten a sus negocios podrían perjudicar a su presidencia y, eventualmente, llevar al Congreso a realizar un «impeachment» o juicio político, que acabaría con su mandato antes de tiempo.
Trump sigue siendo, hasta la fecha, el presidente ejecutivo de The Trump Organization, un conglomerado que gestiona miles de millones de dólares en más de una docena de hoteles y campos de golf o edificios en zonas de gran valor inmobiliario, como la Torre Trump, en pleno centro de Manhattan en Nueva York, donde reside el millonario.
«Se debe confiar en la integridad del presidente», señaló el pasado domingo Giuliani en una entrevista con la cadena CNN. «Si se quisiera enriquecer, no se había presentado a la Presidencia», agregó el exregidor.
Trump ha negado los rumores de que sus hijos estén intentando obtener autorización legal para acceder a información clasificada y sensible durante el mandato de su padre en la Casa Blanca, algo que agravaría los problemas de conflicto de intereses en la familia.
El presidente sí estará obligado a presentar declaraciones de activos anualmente desde su llegada al poder.
El multimillonario, que hizo campaña con la promesa de acabar con la corrupción que -según él- plaga los centros de poder en Washington, llegará a la Casa Blanca como uno de los mandatarios más ricos que jamás haya ocupado el puesto.
También como uno de los menos experimentados en los complicados equilibrios del poder político.