Respuesta al New York Times.

El Prestigioso medio de los Estados Unidos, en su editorial  Stay Out of Venezuela Mr Trump, escrito el 12 de Septiembre, habla sobre las consecuencias de invadir militarmente en Venezuela  y lo no conveniente para la administración Trump involucrarse en golpes de Estado, quizás el planteamiento sea el correcto, pero la idea del mismo pierde credibilidad, cuando parece que fue escrito por un miembro del Foro de San Paulo, y no por un periodista, además solo habla de la mitad de los hechos históricos sobre las intervenciones americanas en el pasado (las que salieron mal), y no aquellas incursiones exitosas  que ayudaron a países a colocar orden interno y salir de sus crisis.

 

Por: Francisco de Lorca

 

Las preguntas que hay que hacerse son: ¿Cuántas personas más deben morir en Venezuela para que el mundo haga algo? ó ¿Si los gobiernos están dispuestos a recibir al éxodo venezolano que conforme pasa los días va en aumento?

 

Ninguna tiene repuesta, y hasta ahora ni siquiera el New York Times (NYT) con su panel de columnistas expertos, ha podido recomendar una formula efectiva para luchar contra Narco/Dictadura de Nicolas Maduro.

 

En principio, el editorial se equivoca al llamar Nicolas Maduro «presidente de Venezuela»,  al medio hay que recordarle, que el sátrapa que conduce al país suramericano en estos momentos, fue «elegido» por unas elecciones fraudulentas el pasado 20 de mayo y desconocidas por más de 42 países en el mundo.

 

Maduro y su Gobierno demostraron su carácter autoritario  y hasta casi genocida, , al ordenar asesinar a más de 300 jóvenes en las calles durante las protestas estudiantiles que tuvieron lugar en los años 2014 y 2017,  a esto se le suma que durante su periodo como presidente, ha arrestado y torturado a más de 2000 presos de conciencia.

 

Bajo su régimen ningún opositor esta seguro, diputados a la legitima Asamblea Nacional, han sido puestos tras las rejas a pesar de tener inmunidad constitucional,  por ordenes de los mandamás de la revolución, bajo cargo de conspiraciones falsas, (caso Juan Requesens por ejemplo), líderes como Leopoldo López o Henrique Capriles fueron inhabilitados políticamente y obligados a guardar silencio a los medios, por miedo a retribuciones hacia ellos mismo o sus familias.

 

Ante este panorama, existe una duda razonable, ¿un alzamiento militar rebelde contra el régimen de un dictador puede ser catalogado como  «Golpe de Estado»?  la humilde opinión  de este periodista es «NO».

 

El caso venezolano es una especie de «nueva dictadura», no se conoce en la historia reciente un país manejado totalmente por personas acusadas de ser narcos traficantes, corruptos, lavadores de dinero, y delincuentes organizados, Pablo Escobar Gaviria soñaba con un «Narco-Estado en Colombia» pero al leer miles veces como era su comportamiento, creo que hasta para tipo como él, sería impensable convertir a una nación en lo que es Venezuela hoy.

 

Todas las circunstancias son distintas, Estados Unidos no tiene buenas referencias por intervenciones en el siglo pasado, ya bien sea por invasiones o injerencia, el New York Times las nombra para justificar su punto,  los casos de la invasiones a Bahía de Cochinos en 1964, la destitución de Jacobo Árbenz en Guatemala en el mismo año y la ayuda en Chile para derrocar a Salvador Allende en Septiembre de 1973, fueron experiencias trágicas cuyos resultados generaron más problemas que soluciones  a posteriori.

 

Para decepción de algunos,  incluyéndome debo decir, el NYT, olvidó que la invasión a Granada en el 67, ayudó a las tropas venezolanas a derrotar a los guerrilleros castristas cubanos, en la incursión por las playas de Machurucuto el 8 de Mayo de ese año,  esta intervención «gringa» dio estabilidad al gobierno del centro izquierdista Romulo Betancourt (primer presidente democrático venezolano del siglo XX  y elegido por las urnas después del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez).

 

Otro hecho que no fue nombrado, fue la invasión a Panamá el 20 de Diciembre de 1989, en el operativo ordenado por el presidente George Bush, el dictador Manuel Antonio Noriega, fue derrocado y puesto tras las rejas por las autoridades americanas, Noriega había convertido al país centroamericano, en una cuna para el narcotráfico, corrupción y pobreza, hoy en día Panamá goza de estabilidad económica y una democracia imperfecta pero estable.

 

Salgamos de nuestro continente, el 24 de Marzo de 1999 en Serbia, aviones y barcos estadounidenses encabezaron una campaña de bombardeos de la OTAN contra Belgrado, la finalidad de eso, fue lograr un plan de paz internacional en Kosovo frente al genocidio yugoslavo en contra la población albanesa de esa sureña provincia del país. La ofensiva terminó el 10 de junio, después que tropas serbias se retiraron de Kosovo y permitieron a las fuerzas de pacificación de la OTAN entrar en la provincia, esta incursión fue bajo el gobierno del presidente Bill Clinton, meses después el dictador «carnicero» Slobodan Milošević fue arrestado y llevado a la Corte Penal Internacional (CPI) de la Haya.

 

Podemos nombrar la Segunda Guerra Mundial y otros acontecimientos históricos  e intervenciones exitosas olvidadas por el NYT, pero el punto es,  al no colocar los dos lados de la historia, su  editorial termina siendo «chucuto» y no mide las consecuencias que está generando la crisis venezolana para la región.

 

El éxodo venezolano,  es un hecho sin precedentes en la historia de América Latina, países como Colombia, Ecuador y Perú, empiezan a sufrir la exportación de la pobreza por parte de Nicolas Maduro a sus vecinos, esto generará campamentos de refugiados,  xenofobia, formación de grupos irregulares, prostitución, trato de personas, sobrecarga de los servicios públicos, (agua, luz, etc), y problemas diplomáticos entre las naciones.

 

Varios miembros del partido del gobierno venezolano se han infiltrado en los  grupos que deciden abandonar el país, su finalidad es generar caos en las otras naciones e introducir movimientos de izquierda radical y delictivos,  hechos documentados como la captura de la peligrosa banda el «Tren de Aragua» en Lima, hace ver que el problema está escalando al puro estilo de ISIS.

 

Maduro no saldrá con votos, tres veces se ha probado la negociación y ha fracasado por culpa de él mismo, ha utilizado la buena fe de países como República Dominicana y Colombia,  para engañar a la comunidad internacional y ganar tiempo en su búsqueda de atornillarse en el poder.

 

Mientras el NYT, pide que se  presione a Maduro solo «diplomáticamente»,  Venezuela vive secuestrada bajo 83 bandas criminales en su territorio,  (leer trabajo del Estimulo.com)  el asedio de militares corruptos que vigilan las vías de comunicación, una  delincuencia hasta «salvaje» que asesina a 30.000 personas al año,  a este forma de vida apocalíptica, se debe agregar la muerte infantil por desnutrición,  hambre en el 58% de la población, , una inflación que llegará al 1.000.000% este 2018 y la escasez de bienes básicos, todo este drama ante la mirada de un hombre que pareciera que su  verdadera intención, es exterminar a  «su propio pueblo» (si se le puede decir eso),   en cámara lenta,  pero claro, según el prestigioso «medio» de comunicación, hay negociar con el «ungido de Chávez».

 

Aquí entramos en la falsa premisa de creer que los venezolanos por sí solos podrán resolver el problema, la comunidad internacional en su estrategia debería hacerse las siguientes preguntas,   ¿Cómo se evita el colapso definitivo sin una intervención?, ¿Se le daría a los militares venezolanos, quienes han mostrado ser corruptos, la logística y orden  para el ingreso de la ayuda humanitaria? y quizás la más importante es, ¿quién va enfrentar a los cubanos, milicias armadas, carteles del sector militar y el hambre para lograr una transición pacifica en el país?

 

 

Venezuela se ha convertido en un refugio de grupos extremistas islámicos, casos documentados de la presencia de campos de entrenamiento de Hezbolá  y otras organizaciones terroristas,   hace que la seguridad de Estados Unidos se vea comprometida, a esto hay que sumarle la expansión del narcotráfico,  que a través de una organización «estatal» hace que la lucha contra este terrible mal se complique, y sea el suelo americano el principal receptor de toda la droga que sale desde Caracas ,tal y como lo señala el periodista Frank López Ballesteros en su trabajo para el Diario las Américas, El imperio del Narcotráfico estuvo al servicio de Chávez.

 

El New York Times planteo un dilema sin respuesta, si Trump interviene es malo, pero si no lo hace también es malo, cómo medio se debe cuestionar todo y buscar la verdad, pero el editorial es prácticamente la orden de un periodista de izquierda a un presidente, la cual que no aporta una solución real y menos costosa al caso de venezolano.

 

Lo quiera o no el New York Times, Venezuela necesitará una intervención de Los Estados Unidos o una coalición de varios países, independientemente de la manera como Maduro deje el poder, el país a futuro seguirá siendo un caos humanitario,  es evidente que el actual régimen venezolano  representa un riesgo para la seguridad americana, Trump no debe involucrarse en golpes de Estado, pero sí en el restablecimiento de la democracia venezolana y punto.

 

 

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