Ortega abre paso a la sucesión al mando de su esposa en Nicaragua
El presidente nicaraguense junto a su esposa Rosario (AP)
Por Ojo Global Noticias
Managua.- Con la postulación de la primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo Zambrana, como compañera de fórmula del presidente Daniel Ortega en los comicios del 6 de noviembre, en los que él busca reelegirse por tercera vez consecutiva, el país entra definitivamente en un imperio de sucesión familiar o una «diarquía».
La oposición, organismos de la sociedad civil y los mismos partidarios del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) consideran a Murillo, poeta, escritora y vocera gubernamental de 65 años, como una «súper ministra» que toma las decisiones a la par de Ortega desde 2007, cuando el exguerrillero volvió al poder después de tres derrotas electorales consecutivas contadas a partir de 1990, resaltaba AP.
Su inscripción como candidata a la vicepresidencia la hizo el representante legal del FSLN y jefe de la bancada de los diputados de ese partido, Edwin Castro, ante el pleno de los magistrados del Consejo Supremo Electoral y con Ortega y Murillo presentes.
«Nosotros aspiramos al protagonismo pleno de todas las mujeres en Nicaragua; somos más del 50% de la población y tenemos la posibilidad, el deber, el derecho de ocupar posiciones de decisión, no solo de participación, sino de decisión», dijo Murillo a los medios oficiales momentos después de ser inscrita como candidata.
Recordó que la Revolución Sandinista que expulsó a Anastasio Somoza del poder el 19 de julio de 1979 es la que permitió el reconocimiento de la capacidad de la mujer nicaragüense, y que fue gracias a que el FSLN dio paso a elecciones en 1990 que una mujer alcanzó la presidencia del país, en referencia a Violeta Barrios de Chamorro.
«Es esa revolución donde las mujeres hemos participado a la par, hombro a hombro, y es la que ha abierto las puertas al pleno protagonismo de la mujer en todos los espacios, políticos, sociales, económicos, y es lo que debemos seguir fomentando, promoviendo y sobre todo desarrollando», señaló Murillo, conocida en las filas del FSLN y en la sociedad nicaragüense como «la compañera».
Doble sentido
Ortega dijo que la nominación de su esposa como candidata a la vicepresidencia forma parte de la política de Estado de compartir el ejercicio del poder entre hombres y mujeres.
«Estamos cumpliendo con nuestra política de Estado de inscribir a 50% de los candidatos varones y el 50% mujeres», espetó Ortega al presidente del CSE, Roberto Rivas, al hablar de la inscripción de Murillo y de los candidatos a diputados nacionales, departamentales, de la zona del Caribe, del Parlamento Centroamericano, y candidatos a presidente y vicepresidenta, cuyo período para hacerlo se vencía el martes.
Dijo que han avanzado en la política de «equidad de género» desde el 2007, cuando decidió compartir el 50% y 50% con su esposa, pero que eso formalmente no se había dado.
«Nos faltaba para ser consecuente con el compromiso, para seguir con el buen gobierno del país, para trabajar por la paz y desarrollo del país, teníamos que nombrar a una mujer en la fórmula presidencial y no podíamos dudar en que tenía que ser una mujer», explicó Ortega.
«¿Y quién mejor que ‘la compañera’ para hacerlo? Ella que ha realizado ya una labor, que ha sido puesta a prueba y lo ha hecho con mucha eficiencia, efectividad, responsabilidad, con mucho sacrificio, sin horario, y eso lo saben ustedes muchachos, todos lo saben», añadió el gobernante ante los jóvenes de su partido que escuchaban el discurso.
Críticas sonantes
Voces de la oposición al gobierno de Ortega indican que la decisión de nominar a Murillo tiene que ver con la salud del gobernante, que siempre ha sido objeto de especulación.
«Siempre se ha pensado que la idea de Ortega es garantizar su sucesión familiar en caso de que él no pueda seguir o que no esté definitivamente. Esto lo ratifica», dijo el exdiputado opositor liberal Eliseo Núñez.
El sociólogo y analista político Oscar René Vargas coincidió con Núñez al afirmar que Ortega ha garantizado su sucesión familiar en el gobierno, además de que oficializará el poder que ha ejercido su esposa en el Estado, «para no actuar de hecho, sino que tenga un puesto por votación, es decir, por derecho».
Murillo nació en Managua en 1951. Realizó estudios superiores en Reino Unido y Suiza, donde obtuvo certificados de inglés y francés. Fue co-fundadora en la década de 1970 del grupo cultural Gradas, de oposición a la dictadura somocista, y trabajó en el diario La Prensa.
Se marchó al exilio en 1977, involucrada de lleno en el trabajo político y organizativo del FSLN. Conoció a Daniel Ortega en la lucha contra la dictadura somocista y regresó al país con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979.
Durante el primer gobierno sandinista de 1980 a 1990, Murillo fue editora del suplemento cultural Ventana del diario Barricada (1981-1992); exsecretaria general de la Unión de Escritores de Nicaragua (1981-1989), exsecretaria general de la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura, diputada, y posteriormente titular del Instituto de Cultura.
Fue duramente criticada a finales de la década de 1990, cuando ante una denuncia de violación hecha por su hija Zoilamérica Ortega Murillo en contra de Ortega, en ese entonces líder opositor, Murillo apoyó a su esposo.
Es madre de ocho hijos y su voz acompaña a los nicaragüenses por la radio de lunes a viernes al mediodía, informándoles sobre actividades del gobierno, o de manera extraordinaria cuando ocurre algún desastre natural en el país.