Naciones Unidas se prepara para una nueva cumbre con deudas pendientes

 

 

Ojo Global Mundo/DPA

 

Redacción

 

Nueva York, EEUU.- «No podemos cambiar todo de una vez». Cuando pronunció esa frase en 2006, al asumir su cargo como secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon no parecía hacerse demasiadas ilusiones.

 

Las Naciones Unidas son un aparato burocrático lento, con mecanismos de decisión largos y con un poder político limitado. Diez años después, se lograron algunas cosas. Pero cuando Ban deje su puesto a fines de diciembre, su sucesor o sucesora heredará también algunas obras inconclusas.

 

Muchos de los más de 140 jefes de Estado y de Gobierno que se esperan a partir del lunes en Nueva York para la semana más importante de la ONU elogiarán al surcoreano de 72 años por sus logros, como en cambio climático o derechos de las mujeres.

 

El debate general de la Asamblea General de la ONU, de una semana, permite tener un contacto cercano con el jefe del organismo mundial. Mientras, delante y detrás de bambalinas se negocia desde hace tiempo quién ocupará su cargo.

 

Trabajo complejo
Este año, la ONU había encarado el proceso con transparencia. Las nuevas solicitudes fueron anunciadas públicamente y en un debate transmitido por televisión los candidatos dieron a conocer sus argumentos para ocupar el puesto más importante de la diplomacia internacional. Pero poco antes de la decisión, que se espera para octubre, el debate se trasladó a la trastienda.

 

La disputa entre Berlín y Moscú respecto a la comisaria de la Unión Europea Kristalina Georgieva da una idea de lo delicada que es la cuestión. La canciller alemana, Angela Merkel, habría defendido una candidatura de la comisaria búlgara -del mismo grupo conservador que ella en el Parlamento Europeo- ante el presidente ruso, Vladimir Putin. Pero para ello Bulgaria debía retirar la candidatura de la directora general de la Unesco, Irina Bokova, a quienes muchos consideran cercana a Rusia.

 

Hay quienes piensan que fue Rusia quien difundió el contenido de la conversación entre Merkel y Putin, que Berlín ha negado en términos tajantes. Sea como fuere, este episodio deja abiertos varios interrogantes. ¿Está presionando Putin porque quiere que se le considere un actor importante a nivel internacional, como en el caso del conflicto sirio? ¿Está dispuesto a retirar su apoyo a Bokova como garantía para las negociaciones sobre la paz en Siria? Y, ¿podría tener esa maniobra como consecuencia que al final ganase la carrera otro candidato inesperado, como el minsitro de Exteriores eslovaco Miroslav Lajcak?

 

Una mujer en el poder
En cualquier caso, el principio de rotación no escrito de la ONU establece que le correspondería ocupar el puesto a un candidato del este de Europa. Por otro lado, aumentan las voces a las que les gustaría ver por primera vez a una mujer al frente de la ONU.

 

Pero el Consejo de Seguridad parece hacer oídos sordos al respecto. En cuatro simulacros de votación se impuso hasta ahora el portugués António Guterres, quien fuera alto comisionado de la ONU para los refugiados. La próxima «encuesta extraoficial» se celebrará el 26 de septiembre. El secretario general lo elige la Asamblea General a propuesta del Consejo de Seguridad.

 

Ban Ki-moon está al margen de este proceso y debería alegrarse de ello ya que sus últimos meses al frente de la ONU tendrá suficientes preocupaciones.

 

Por un lado está el acuerdo climático de París, uno de los mayores éxitos logrados por Ban pero que todavía no entró en vigor. El todavía secretario general intentará en lo que le queda de mandato convencer al mayor número de países posible para que lo ratifiquen, y se necesita que lo hagan al menos 55 Estados y que la suma de sus gases contaminantes supongan el 55 por ciento de las emisiones de CO2 del mundo.

 

Lo que posiblemente no conseguirá resolver en sus últimos meses son crisis como la de los refugiados, que ocupará a la ONU en dos cumbres el lunes y el martes, o conflictos como el de Siria, Medio Oriente, Corea del Norte o la división chipriota.

 

Tanto para Ban como para su sucesor y sucesora seguirá vigente lo que el surcoreano dijo hace diez años: «El verdadero alcance del éxito de la ONU no es cuántas cosas prometamos sino cuánto hagamos para aquellos que más lo necesitan».

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