Más de 1600 latinoamericanas mueren por solo ser mujeres
Por Victoria González Albanez
La directora de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, la brasileña Luisa Carvalho, informó – en abril de 2016 – que de “los 25 países del mundo en los que se comete mayor número de homicidios y cualquier forma de violencia a la mujer, por cuestiones de género, 14 son latinoamericanos”.
La batuta se la lleva Centro América: El Salvador, Honduras y Guatemala presentan las tasas más altas. Le siguen las Bahamas, en el cuarto puesto y; Venezuela y Colombia en el noveno y décimo, respectivamente. Según reportes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “al menos 1.687 mujeres fueron asesinadas por razones de género en el último año (2015) en la región”.
En el Salvador, específicamente, 14 de cada 100 mil mujeres son asesinadas por razones de género. En Honduras son 11. Por su parte, el feminicidio en Colombia resulta particular pues (por datos revelados por la Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas) las mujeres fallecidas, responden a causas del conflicto armado que vive esta nación.
Caso especial, también, el de Guatemala, país que en el 2015 abrió un juicio a un destacamento militar que sometió a 15 mujeres indígenas a esclavitud doméstica y sexual, durante el conflicto armado interno de ese país. De esta manera, se convirtió en el “primer caso que fue juzgado y sentenciado in-situ. Es decir, un hito en la historia mundial”, reflexionó Carvalho para el portal Web de Telesur.
Estas cifras ayudan a entender la importancia que tiene la acción humanitaria, para responder a las necesidades de las afectadas. Muchos de los casos permanecen en impunidad, exactamente el 98% de ellos. Según destacó Carvalho en el informe de su estudio: “Prevenir los conflictos, transformar la justicia y garantizar la paz (abril 2016)”.
“Amor” con violencia
La Organización de las Naciones Unidas, en noviembre de 2015, aseguró que “en todo el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental”. En Latinoamérica el índice de maltratos domésticos hacia las mujeres, en toda la región, es muy elevado y hace reflexionar acerca del verdadero estado de protección y amparo que deben tener estas víctimas.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, “el 45 % de las mujeres de la región declara haber recibido amenazas por parte de sus parejas”, quienes asumen una actitud prepotente, de exclusión y hasta subestimación ante las féminas y en sus distintos aspectos de la vida en sociedad.
Por su parte, según las cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el 30% de las féminas de más de 15 años, en América Latina, ha experimentado violencia física o sexual por parte de su compañero. Bolivia es el país donde un porcentaje mayor de mujeres (53%) afirma haber sufrido este tipo de actos, le siguen Colombia y Perú, ambos con un 39%, y Ecuador con 31%.
Sin embargo, la violencia hacia la mujer, no es solo física, en un estudio reciente (Según el Blog Gente Saludable: Salud en América Latina y el Caribe) se encontró que en Colombia el 70% ha experimentado violencia emocional o psicológica.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), en un estudio realizado – en el 2013 – en 12 países de Latinoamérica y el Caribe (Bolivia, Colombia, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Paraguay y Perú), afirma que “entre el 41% y 82 % por ciento de las mujeres que han sufrido violencia doméstica, experimentaron heridas físicas: cortes, moretones, huesos rotos, abortos involuntarios y quemaduras. Sin embargo, entre el 28% y el 64% no buscó ayuda o habló con nadie acerca de esta experiencia”.
Consecuencias generacionales
Según la publicación e investigación: “Violencia contra las mujeres en Latinoamérica y el Caribe (2014)”, las consecuencias de estos actos son graves, y van desde contusiones y dolores, hasta lesiones como huesos rotos, quemaduras y heridas de cuchillos.
El estudio también refleja que la asociación entre la violencia “ejercida por parte de esposo o compañeros y la salud mental de las mujeres, incide en la productividad económica de las féminas de manera importante. En los países en los que se midió este indicador, entre la mitad y poco más de las dos terceras partes, de quienes habían sufrido maltrato en los últimos 12 meses, afirmaron que, como resultado, habían padecido de ansiedad o una angustia tan grave que había interrumpido su trabajo habitual”.
Este análisis también produjo datos probatorios de que “la exposición a este tipo de maltrato en la niñez aumenta el riesgo de generar violencia en etapas posteriores de la vida y tiene fuertes efectos entre las generaciones. Además cuando las mujeres son expuestas a este tipo de actos, sus hijos sufren. Son testigos y corren más riesgos de convertirse en agresores o víctimas en la edad adulta”.
Asignar recursos para combatir la violencia de género
En América Latina se ha avanzado mucho en la lucha contra la violencia de género. Sin embargo, la falta de recursos para registrarla ha provocado carencia de cifras y estadísticas oficiales y estandarizadas.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que los países de la región deben mejorar sus registros administrativos para conocer el número de feminicidios o casos por violencia doméstica e impulsar programas de prevención y reparación de las víctimas con un adecuado presupuesto.
Según los registros de la CEPAL, en su último informe (2015) “solo 8 países de la región asignan recursos en el presupuesto nacional y herramientas jurídicas idóneas para combatir la violencia de género. Destacan Argentina y Venezuela como los principales impulsores de elevar condenas y calificar como agravado un homicidio de esas características”
Probablemente, la herencia de un patriarcado presente en casi todos los espacios y países de América Latina, ha hecho que el machismo sea un aspecto presente, incluso en aquellas democracias más avanzadas de la región, donde el sexismo, acoso sexual y agresiones verbales son algunos de los aspectos que se desprenden de no ver a la mujer como igual y que, en muchos casos, esa diferencia termina en crímenes y asesinatos.
Trabajo especial escrito para Ojo Global Noticias por la periodista Victoria González Albanez.