Las consecuencias de activar el referendo en Venezuela
La aritmética está a favor del Gobierno tras la decisión del poder electoral, pero que millones de personas acudan a firmar el próximo octubre será la mayor muestra de rechazo al chavismo. El revocatorio «imaginario» se habrá dado por sí solo
Frank López Ballesteros
Redacción
El poder electoral venezolano cerró este miércoles la primera puerta, la que más temía el Gobierno: una salida del chavismo del Palacio de Miraflores de activarse el revocatorio este año, tal como pide la oposición. El 2017 parece la fecha más probable.
Con más obstáculos que ventajas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) estableció que la segunda etapa para llamar al referendo contra el presidente Nicolás Maduro, la primera fue validar a los promotores, se dará del 26 al 28 de octubre, donde deben recaudarse cuatro millones de firmas (20% del padrón electoral).
La aritmética está a favor del Gobierno tras la decisión del CNE, porque al limitar la recolección del 20% proporcional a cada Estado casi la mayoría de los que votaron por la oposición en los comicios parlamentarios del 6 de diciembre de 2015 tendría que salir a firmar.
“Por ejemplo, el 87% de los electores que votaron por la oposición el 6D en el estado Delta Amacuro deberán firmar por el revocatorio… esto lo convierte en una zona clave, pero no será la única”, advertía Eugenio Martínez, un periodista experto en temas electorales en Venezuela.
La participación, la algarabía, por más trabas que estén sobre el terreno, enviarían un mensaje contundente al chavismo de calle y al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), pero más al propio Maduro, porque de ser abrumadora será la prueba de que su mandato ya no tiene legitimidad.
El fallecido presidente Hugo Chávez jugó con la psiquis de los venezolanos al demostrarle con actos de masa o con mayoría electoral en cada consulta que invocó, que nadie podía ponerse a sus decisiones y que la masa al estar con él le daba autoridad para imponerse. Ahora que su sucesor ha perdido apoyo popular, una decisión de este tipo sería un suicidio político. Por eso tanta animadversión al revocatorio.
Las acciones de Maduro y los poderes que aún regenta, todos menos el Legislativo, están conscientes de que el descontento popular es enorme, aunque no irreversible si hubiesen ajustes al menos económicos, como dicen algunos expertos, pero antes de que eso ocurra, el referendo está a pocos meses de ejecutarse.
Voces ocultas
Que millones de personas acudan a firmar el próximo octubre sin temer a represalias del Ejecutivo o sus seguidores, será la mayor muestra de desencanto a la que el chavismo sin Chávez puede enfrentarse. Que no sean cuatro millones sino cinco, seis, o incluso, el número exacto requerido para a activar la consulta, impactará en la psiquis chavista, consciente de ya no son mayoría.
«Que firmen ocho millones sería de por sí una manifestación de revocatorio», opinaba el analista Héctor Briceño a la agencia AFP.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que aglutina a los partidos de la oposición, recolectó casi veces más firmas de las 200.000 que requería el CNE para hacerse promotora del referendo, por lo que no dudan que, a pesar de las condiciones, conseguirá más respaldo popular del que se exige.
Un 92% de la población, incluyendo el chavismo, cree que el país está mal o muy mal y 80% quiere cambio… pero la mayoría quiere que ocurra de forma legal y pacíficamente, revelaba un sondeo de la firma Datanálisis difundido por su director, Luis Vicente Leon.
Para el economista “es difícil imaginar que el gobierno remontará la cuesta de popularidad en medio de esta crisis. Pero no es irreversible”, advertía desde su cuenta de Twitter.
“Lo que define la solución a la crisis es el cambio en el modelo económico. Un buen modelo tendría resultados rápidos”, matiza León, quien confiesa que “sería sin duda un golpe durísimo para el chavismo en su conjunto que el referendo se ejecute, pero siempre tendrían la opción de culpar a Maduro”.
Con el «hijo de Chávez» fuera del escenario, como un paria aislado del poder, quienes busquen mantener al chavismo en Miraflores tanto hasta 2019 como más allá, deberán velar por un cambio de modelo que está demostrado es un fracaso y que ya Venezuela no quiere volver a vivir.