La salud de los presidentes es un asunto público en EEUU
Por Frank López Ballesteros
Ojo Global Noticias
En Estados Unidos se vive una campaña presidencial un tanto atípica. Por primera vez una mujer tiene altas posibilidades de llegar a la Casa Blanca y se enfrenta a un candidato que en su propio partido genera rechazo. Ahora, por si fuera poco, a los votantes les inquieta la avanzada edad de quien pueda gobernarlos.
De ganar las elecciones el candidato republicano Donald Trump, se convertía en el mandatario más longevo en llegar a la Oficina Oval, con 70 años de edad, algo parecido a lo que se vivió con Ronald Reagan, quien asumió el poder a los 69 años, llegando a ser en 1981 el cuadragésimo presidente de EEUU.
La salud de los gobernantes es un asunto de Estado, sobre todo, cuando se trata de manejar las riendas de la nación más poderosa del mundo, por aquello de que si el presidente está mal, el país también.
El quebranto de salud de la candidata demócrata Hillary Clinton en los actos por los 15 años de los atentados del 11 de septiembre el domingo, significó un llamado de atención que generó de nuevo inquietud sobre la salud de los aspirantes a suceder al presidente Barack Obama el 20 de enero de 2017.
Una historia particular
Clinton, de 68 años y Trump, de 70, son los aspirantes de mayor edad que podrían asumir la presidencia, luego de que el senador Bernie Sanders, con 75 años, que rivalizó con Hillary la nominación demócrata, no logró avanzar en la contienda que lo habría convertido en el aspirante de mayor edad en la historia de EEUU en querer llegar la Casa Blanca.
La polémica ahora toma fuerza por el modo en que Trump ha cuestionado el estado de salud de su rival aseverando que no tiene aptitudes físicas para un cargo que demanda mucha fuerza como gobernar un país.
No es la primera vez que un tema de salud ensombrece una candidatura en EEUU. En 2008, el aspirante presidencial republicano John McCain dio a conocer más de mil páginas de su historial médico con el fin de mostrar que estaba libre de cáncer y en buena condición física para prestar servicio como presidente a los 71 años de edad, recordaba Associated Press.
Lo ocurrido con Clinton, seguro, le obligará a aportar mayor información sobre su estado de salud, sobre todo, tras conocerse que el malestar del domingo fue causado por una neumonía diagnosticada el viernes y de la que no dijo nada hasta ahora. Más allá de eso, ni ella ni Trump han revelado datos médicos de gran alcance para conocer con detalle sus padecimientos.
Un asunto de Estado
Con 69 años, la candidata demócrata sería cinco meses más joven que Reagan al momento que fue elegido, y quien entregó el cargo con 78 años de edad, lo que demuestra que la edad no siempre ha sido un impedimento para gobernar EEUU.
En la historia de los 44 gobernantes que ha tenido la nación, la edad promedio ha sido 55 años. George Washington, el primer presidente de EEUU, asumió el cargo con 57 años y no fue hasta John Adams, en 1797, que un inquilino de la Casa Blanca tenía más de 60 años.
John F. Kennedy fue juramentado en su cargo a los 43 años convirtiéndose en el segundo presidente más joven en gobernar su país después de Theodoro Roosevelt, que lo hizo con 42 años. Obama asumió el cargo con 48 años, y como el promedio de sus predecesores dejará la Oficina Ovan con 56 años.
Humanos ante todo
Como cualquier humano, los presidentes, y menos los de EEUU, no escapan de enfermarse o incluso morir en el poder, por ello la salud de los presidentes es un tema central y para saciar dudas los expedientes médicos de los mandatarios son públicos y los controles se hace anualmente.
Se sabe que Obama tenía un poco de colesterol alto, 213, según el chequeo de 2010, que su única medicación es el fármaco gastrointestinal Nexium para combatir los síntomas del ardor de estómago, o que George W. Bush, su antecesor, podría sufrir de la retina sino se controlaba pronto con un oftalmólogo.
William Henry Harrison fue el primer presidente estadounidense en morir ejerciendo su cargo. Para marzo de 1841, el que fuera noveno inquilino de la Oficina Oval, sufrió un resfriado que se transformó en una neumonía que le afectó su salud gravemente. Al mes falleció de esta enfermedad.
Harrison asumió la presidencia a la edad de 68 años con 23 días, siendo de esta forma el presidente más viejo en tomar las riendas del naciente país hasta la llegada al poder de Reagan 140 años después.