La Responsabilidad Social Empresarial en América Latina

El desarrollo de esta tendencia empresarial no es igual en las diferentes partes del Mundo.  En Europa y Estados Unidos, la evolución es más acelerada que la que se puede observar en Latinoamérica. Sin embargo, es una corriente que llegó para quedarse.

 

Por Jhoanna Rodríguez

 

El término de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no es nuevo en el ambiente de los negocios.  Se comienza a hablar sobre conciencia social, quizás de manera formal, desde la fundación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1945 y con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.

 

Sin embargo, el concepto de Responsabilidad Social evoluciona de manera más sólida con diversos eventos, como la Conferencia de Estocolmo (1972), el Informe Brundtland (1987), el protocolo de Kyoto (1997). Y con el surgimiento de grupos civiles: Amnistía Internacional, World Wildlife Fund (WWF), Greenpeace, entre otros.

 

Hoy la Responsabilidad Social se encuentra institucionalizada en todo el mundo, entendiéndose más allá de la filantropía de las organizaciones (donaciones y apoyos puntuales). En la actualidad, se entiende como ese genuino compromiso que las instituciones privadas deben tener con los diversos grupos de interés con quienes interactúan a diario: trabajadores, comunidades, gobiernos, clientes-consumidores y medio ambiente. Este compromiso se concibe como sostenible y sustentable: desarrollando las comunidades presentes, sin poner en riesgo el desarrollo y supervivencia de las generaciones futuras.

 

En Latinoamérica el desarrollo de esta tendencia empresarial ha ido evolucionando lentamente. Es menor que el alcanzado en Europa, y no se ha desvanecido por completo, pese a las complicaciones sociales que se vive en los países de la región. Sin embargo, esta corriente empresarial llegó para quedarse.

 

Es mucho más rápido y fácil evolucionar cuando las necesidades básicas de los ciudadanos están cubiertas por el Estado: salud, alimentación y educación (como sucede en Europa). Y cuando los temas laborales están suficientemente cubiertos y  tratados en las legislaciones laborales, pero éste no es el caso de América Latina.

 

 

Sin embargo, hay países de la región donde se han dado grandes pasos en esta temática. Por ejemplo, en Brasil se han realizado reformas legales relacionadas con la gobernabilidad corporativa y el mercado de valores, así como el desarrollo de indicadores de RSE por parte de instituciones formales, como el Instituto Ethos.

 

Por su parte, Costa Rica y Uruguay no se han quedado atrás en la intención de desarrollar metodología e indicadores que apoyen a las organizaciones en la aplicación de la RSE adaptada a la realidad de su país. Así encontramos como la Asociación de Empresarios para el Desarrollo (AED) de Costa Rica elaboró el manual de indicadores de RSE. Y la red Foro Empresa o Deres, en Uruguay, creó modelos de gestión de RSE para Pymes.

 

También en la región se pueden encontrar diversas iniciativas que mantienen vivo el concepto de RSE. En México el Centro Mexicano para la Filantropía, IARSE en Argentina, AccionRSE  en Chile, Perú 2021 (www.peru2021.org) en Perú, CentraRSE en Guatemala y Fundemas en El Salvador, entre otras.
Estas iniciativas, de gran valor y desarrolladas directamente en América Latina, son limitadas por su carácter voluntario y de guía para aquellas empresas que deseen adentrase en la RSE.

 

No obstante, hoy se encuentra apareciendo un fenómeno interesante, ocasionado por las grandes necesidades presentes en las poblaciones de América Latina, las cuales no están siendo cubiertas por los Estados de la región. Situación que ha demandado a las empresas latinoamericanas a pensar “fuera de la caja”, para idear programas que apoyen a disminuir la brecha (atendiendo necesidades) presente en la población, sustentado bajo la premisa: para que la empresa sea prospera, es importante que el contexto donde se desarrolla también lo esté.

 

Este fenómeno es el que ha hecho posible que la RSE no desaparezca de América Latina y que se encuentre adentrándose cada vez más en el ADN de las organizaciones.

 

 

Artículo escrito para Ojo Global Noticias por la periodista Jhoanna Rodríguez

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