La batalla por Mosul
Ojo Global Noticias/AP
KHAZER, Irak Las fuerzas especiales iraquíes se sumaron a la batalla de Mosul con una ofensiva antes del amanecer sobre una localidad cercana controlada por el grupo extremista Estado Islámico, una pieza clave de la ofensiva desde varios frentes sobre la sitiada ciudad.
La incorporación de las tropas de élite, también conocidas como fuerzas antiterroristas, supone una escalada significativa en la lucha por la segunda ciudad más grande de Irak. Mientras avanzaban, helicópteros de combate dispararon sobre los milicianos y el ruido de las armas pesadas resonaba en las llanuras.
Milicianos del ISIS lanzaron nueve ataques suicidas con coches y camiones cargados de bombas, ocho de los cuales fueron destruidos antes de alcanzar su blanco. El noveno chocó contra un Humvvee blindado, dijo el teniente coronel Muntadhar al-Shimmari a la Associated Press.
No dio cifras, pero otro oficial dijo que hubo cinco heridos. El oficial habló bajo la condición de no ser identificado por no estar autorizado a informar a la prensa.
Las Fuerzas Antiterroristas avanzaron sobre la ciudad de Bartella, una aldea tradicionalmente cristiana que cayó en poder del ISIS en 2014, alrededor del mediodía.
Se esperaba que las fuerzas especiales liderasen el camino hacia Mosul, donde enfrentarán una feroz resistencia en un paisaje urbano donde los milicianos del grupo radical preparan una gran batalla.
La ofensiva es la mayor operación de las fuerzas iraquíes desde la invasión liderada por Estados Unidos en 2003. Se espera que lleve semanas o meses
Las fuerzas curdas conocidas como peshmerga, que también participan en la ofensiva, anunciaron una «operación a gran escala» al norte y nordeste de Mosul el jueves.
«La operación será en tres frentes», indicaron los peshmerga en un comunicado, tras recientes avances de sus fuerzas al este de Mosul y de las tropas iraquíes al sur.
Los peshmerga posicionados en las montañas al nordeste de Mosul descendieron de sus posiciones y cargaron hacia el frente.
Con excavadoras y otro equipamiento pesado, llenaron trincheras y trasladaron vehículos pesados por el hueco tras aproximadamente una hora de fuego de disparos y morteros contra las posiciones del grupo EI más abajo, en el pueblo de Barima.
También parecía haber operaciones militares en marcha en la localidad de Bashiqa, al nordeste de Mosul. Densas columnas de humo se alzaban desde la ciudad el jueves por la mañana.
Bashiqa fue atacada el día anterior por ataques aéreos y morteros lanzados desde las posiciones curdas más arriba.
Los avances hacia Mosul pasan por núcleos urbanos de aldeas en su mayoría abandonadas, donde los combatientes del grupo extremista han colocado bombas camineras y otras trampas explosivas. Se cree que en Bartella, una ciudad tradicionalmente cristiana que cayó hace dos años ante el grupo EI, no quedan civiles.
«Nuestra información de inteligencia nos dice que el distrito está lleno de bombas caseras», dijo Al-Saadi. El grupo armado ha colocado multitud de explosivos de esa clase en campañas previas.
Amer al-Jabbar, un soldado de 30 años de las fuerzas especiales iraquíes, dijo estar contento de participar en el ataque y que confiaba en vengar a dos hermanos caídos cuando combatían en las fuerzas de seguridad iraquíes.
«Tenía un hermano que se convirtió en un mártir en 2007 y otro que se convirtió en un mártir en 2014», dijo. «Quiero vengarlos y estoy dispuesto a morir».
Otro soldado pidió coordenadas para un ataque aéreo de helicópteros iraquíes de combate que sobrevolaban la zona. Una de las aeronaves fue alcanzada por un francotirador, pero logró aterrizar de forma segura.
Un intenso tiroteo se desató cuando la caravana de unos 1.000 agentes de fuerzas especiales avanzó hacia Bartella. Un cartel en la carretera indicaba que el centro de Mosul estaba a 27 kilómetros (17 millas) de distancia.
El grupo EI tomó Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, dentro de una ofensiva relámpago en el verano de 2014. El grupo extremista ha sufrido una serie de derrotas en el último año y Mosul es su último gran bastión urbano en Irak.
Las fuerzas especiales iraquíes, entrenadas por Estados Unidos, están consideradas como mucho más capaces que los cuerpos que se derrumbaron ante el avance del grupo extremista en 2014. Han jugado un papel clave en la liberación de varias ciudades y pueblos en el último año, incluidas Ramadi y Fallujah, en la provincia occidental de Anbar.
Unos 25.000 efectivos, incluidos el Ejército iraquí, los peshmerga, combatientes tribales suníes y milicias chiíes participan en la campaña de Mosul, que comenzó el lunes tras meses de preparativos. Avanzarán hacia la ciudad desde diferentes direcciones.
Las fuerzas especiales avanzaron en unos 150 camionetas Humvee con banderas iraquíes y enseñas religiosas chiíes. Ali Saad, un soldado de 26 años, dijo que las fuerzas curdas habían pedido que retirasen las banderas religiosas, pero se habían negado.
«Preguntaron si éramos milicias. Dijimos, no somos milicias, somos fuerzas iraquíes y éstas son nuestras creencias», dijo a Associated Press.
Mosul es una ciudad de mayoría suní, y muchos temen que la participación de milicias chiíes en la operación pueda avivar las tensiones religiosas. Las milicias chiíes han dicho que no entrarán en la ciudad en sí misma, sino que se centrarán en retomar la localidad de Tel Afar, más al oeste y que tenía una mayoría chií antes de ser tomada por el grupo EI.
El Ejército estadounidense respalda la operación con artillería y ataques aéreos. Más de 100 soldados estadounidenses están integrados en unidades iraquíes, y cientos más juegan un papel de apoyo en bases.
Helicópteros Apache del Ejército estadounidense están atacando objetivos del grupo EI para apoyar la campaña, indicó el miércoles el mayor general Gary Volesky, máximo comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak. El despliegue de las tripulaciones de helicópteros de ataque aumenta el riesgo para el personal de Estados Unidos.
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