Latinoamérica frente a los juegos olímpicos
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Editorial Ojo Global Noticias
Estados Unidos y China han iniciado una batalla por el cuadro de medallas de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, no es de sorprenderse que ambas potencias además de modelos económicos, ideológicos y militar, también busquen la supremacía en estas competencias como política de estado. La calidad de sus atletas refleja a lo interno y externo el uso de recursos para la superación.
En las olimpíadas de Londres 2012, Estados Unidos lideró el medallero con 104 preseas, 46 de ellas de oro; China fue el segundo país en la lista con 88 medallas, y en el ranking de las diez naciones con mayor cantidad de triunfos no estuvo ninguno de América Latina, un punto que deben reflexionar las naciones si quieren que sus ciudadanos progresen es que el deporte debe ser también un asunto de Estado.
Latinoamérica vive sumida en problemas políticos y sociales con economías débiles socavadas por la corrupción de sus gobernantes, modelos anacrónicos o sistemas represivos que solo se concentran en prioridades del momento, sin analizar las ventajas de la inversión a largo plazo como representa el deporte.
Brasil es el vivo ejemplo de esta situación, una economía estancada, decenas de casos de corrupción, problemas sociales y hasta una destitución presidencial, han opacado la magna cita del olimpismo mundial para los propios brasileños, tanto que los habitantes de Río no asisten a las competencias, salvo algunas disciplinas como el futbol que es sagrado, baloncesto y la natación. Esto se debe a la popularidad de atletas que todo el mundo quiere ver en acción como Naymar, Michael Phelps y Kevin Durant.
Otro caso es Venezuela, con las reservas más grandes de petróleo en el mundo, 860 mil millones de dólares en ingresos durante los últimos 12 años y un capital humano sobresaliente en diferentes áreas, obtuvo una sola medalla de oro en Londres 2012, a pesar de las inversiones que el Estado ha realizado en el deporte, el problema de fondo no se trata de construir estadios o canchas, sino que las políticas sociales se traduzcan en mejor calidad de vida y una constante formación profesional o deportiva libre de preocupaciones.
La razón es que al gobierno chavista jamás le interesó invertir en la prosperidad para su pueblo, ni en las infraestructuras que sirven para el desarrollo de deportes de alto rendimiento o conocimiento de los mismos, se sumó la persecución a la empresa privada y la destrucción del aparato productivo, esto afectó el patrocinio que muchos atletas recibían y al no tener recursos para sus disciplinas, forzadamente tuvieron que dedicarse a otros trabajos para sobrevivir en ¨la peor economía del mundo¨.
Cuba es una ironía. La isla obtuvo 14 medallas en Londres 2012, cinco de ellas de oro y Brasil, si bien 17, estuvo por debajo de los cubanos con 3 oro en su lista. Cuba tiene una política de Estado para formar deportistas de calidad, pero con un sistema comunista de dictadura policial que restringe las libertades fundamentales. Esa realidad ocasiona que el país pierda anualmente un importante número de competidores que “desertan” hacia naciones ricas apostando por una mejor calidad de vida.
Hay países que enfrentan problemas como el clima, deficiencias tecnológicas y pobreza estructural, por lo que no pueden ayudar a sus ciudadanos a mejorar sus condiciones de vida, pero el caso de Latinoamérica es digno de análisis y reflexión para sus gobernantes, ya que la mayoría de las naciones que la integran, aun con recursos, no tienen una política de estado para fomentar la superación personal, esto se refleja en citas como los juegos olímpicos, dónde cada cuatro años las competencias son más exigentes, lo triste es que de mantenerse estos sistemas injustos, llenos de corrupción y represión, cada día que pasa será más difícil celebrar la gloria de ganar una medalla de oro para nuestro continente.