LA DIVINA PASTORA: Fe con rostro de mujer.
La Divina Pastora, una de las más grandes procesiones del mundo.
Por: Jhoanna Rodriguez Ñ.
María, la madre de nuestro Señor Jesucristo, está presente en todo el Continente. A través de diversas advocaciones, la Virgen María mueve a millones de feligreses que demuestran su creencia, admiración y sobre todo fe.
En México, Nuestra Señora de Guadalupe; en Argentina Nuestra Señora de Lujan. Para los brasileros, Nuestra Señora de Aparecida; en Panamá, Nuestra Señora de La Antigua; y así, en muchos lugares del Continente, la imagen de la Virgen María es seguida por millones de personas.
Es de resaltar que en América Latina tenemos dos, de las tres, procesiones más grandes del mundo: Nuestra Señora de Guadalupe en México, y la Divina Pastora en Barquisimeto-Venezuela.
Una cosa es que te cuenten sobre un evento como éste, ver algunas fotos impactantes de una masiva peregrinación; y otra es vivirlo, estar allí, en una de las procesiones más grandes del mundo.
Millones de visitantes, de diversas partes del globo terráqueo, se apersonan en Venezuela, todos los 14 de enero, para acompañar a la Divina Pastora, que desde hace más de 160 años, inicia su recorrido desde el pueblo de Santa Rosa, en el estado Lara, ubicado al centro occidente del país sur américano.
Desde los primeros días de enero, la Excelsa Patrona «larense» baja de su nicho, en la iglesia del pueblo de Santa Rosa, para recibir y escuchar a sus hijos, pero es el propio 14 de enero, alrededor de las 8 de la mañana, cuando inicia la misa de despedida a la Virgen, la cual retornará luego de visitar 52 parroquias de ese estado venezolano, durante aproximadamente dos meses.
Esta misa de despedida, es el inicio de una de las procesiones más grande del mundo, y la única que parte desde el templo origen de la Virgen. La misma, es acompañada por centenares de feligreses, quienes desde muy temprano en la madrugada se encuentran ante la hermosa imagen de la Divina Pastora, quien sentada, con el niño en brazos, rodeada de ovejas y con su sombrero y bastón, propio de una pastora; recibe a todos sus acompañantes en la puerta del templo.
Antes de su partida a las 10 de mañana, al finalizar la misa, se puede observar una pequeña mujer ubicada bajo el imponente trono de «La Pastorcita». Es sencilla, humilde, de rasgos finos, y muy delgada. Quien, sin autorización alguna, se ubica bajo la Virgen. Ella transcurre toda la procesión, expresando su agradecimiento por el apoyo recibido durante todo el año, y recordando el milagro de curación concedido a sus hijos.
Se detiene con la procesión. Reza y canta. Se mantienen allí junto a ella, mientras no es sorprendida y obligada a abandonar el espacio por las autoridades, lo cual hace momentáneamente, pero que sin embargo logra retomar nuevamente, hasta finalizar así la procesión al lado de la sublime imagen.
Esta mujer, de nombre María Victoria Venavides, repite esta proeza desde hace 20 años y manifiesta que continuará haciéndolo mientras su cuerpo se lo permita.
Ya lista para partir, como a eso de las 10.30 de la mañana, la Virgen es alzada sobre los hombros de 24 celadores, quienes se encuentran allí para protegerla y llevarla hasta el arco de salida del pueblo, donde la entregarán a quienes deseen cargarla y logren penetrar entre el mar de gente que acompañará estas seis o siete horas de procesión, hasta la llegada a la Catedral de la ciudad.
Antes de su partida, la Virgen se despide con tres inclinaciones hacia los presentes, en señal de agradecimiento y bendición; e inicia su recorrido, la acompaña el himno a la Divina Pastora, entonado por los devotos, quienes -con una mezcla de sentimientos encontrados: alegría y tristeza- caminan junto a Ella.
Su salida es majestuosa. La gente aplaude, llora y grita. El primer anillo de seguridad, que está bajo la responsabilidad de la Guardia Nacional (cuerpo de seguridad del estado venezolano) tras mucho esfuerzo y forcejeo, logra abrir paso a la voz de mando de los celadores, quienes comenzarán a ceder su puesto para que otras personas puedan alzar a la Divina Pastora.
Son miles de personas quienes desean hacer este trabajo, y muchos indican que, quien realmente escoge a quienes pueden cargarla, es la propia Virgen. Lo que sí es cierto, es que más de 600 feligreses logran su cometido: llevar a la Pastorcita en sus hombros.
Son 7,5 kilómetros de recorrido, con la presencia de entre 3 y 4 millones de personas, quienes omiten el imponente sol que acompaña todas las peregrinaciones, desde sus inicios. Pues, tal y como refieren diversos devotos: “nunca ha llovido un 14 de Enero en Barquisimeto (estado Lara)”.
Al finalizar la procesión, como a eso de las 4 de la tarde, la Divina Pastora es recibida con una gran misa en la Catedral de la ciudad de Barquisimeto; en su recorrido, ha dejado en su paso un aura de mucha alegría y esperanza; y el inmenso deseo, en todos los presentes, de regresar a acompañar a la señora María Victoria Venavides y a los millones de devotos, en este evento de “Fe con rostro de mujer”.