Colombia en una encrucijada entre la guerra o la paz

Los delegados del Gobierno de Colombia y las FARC se saludan en La Habana (AP)

 

Por Frank López Ballesteros

 

Ojo Global Noticias Redacción

 

Con una fuerte división los colombianos ven el acuerdo de paz que el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos adelanta con la guerrilla de las FARC, y la cercanía del plebiscito para validar las negociaciones revela que un grueso del país votaría en contra, abriendo un espiral de incógnitas de si los cuatro años de conversaciones se irían al fondo de la basura.

 

Son muchas las interrogantes para explicar las razones por las que buena parte del país cambia de opinión constantemente sobre las negociaciones que se adelantan desde 2012 en La Habana, con el que se busca terminar con 54 años de conflicto armado. Las principales razones son una “guerra de versiones” y la desconfianza de que haya impunidad.

 

Un 50% de los colombianos afirman que votarían “No” al plebiscito con el que se busca refrendar los acuerdo de paz, y superan a los que votarían por el “Sí”, apenas un 39%, revelaba un sondeo elaborado a finales de julio publicado por la revista colombiana Semana.

 

Las hipótesis que manejan las encuestadoras y buena parte de la clase política colombiana es la simbiosis que existe entre la gestión de Santos y el proceso de paz, donde una buena parte del país desconfía de las negociaciones porque ve de mala manera la gestión del mandatario.

 

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El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, puso todo su capital político en los diálogos de paz (AP)

 

“La imagen de Santos no solo es vulnerable a los sucesos relacionados con el proceso de paz, en la que solo la mitad de los colombianos califica bien su desempeño, sino también a otros factores coyunturales que inciden en la apreciación de que el país está en crisis”, destacaba Semana.

 

En junio, Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) acordaron un cese bilateral y definitivo del fuego y la entrega de las armas por parte de los guerrilleros. Los acuerdos entrarían en vigor cuando las partes pacten definitivamente la paz, aunque no está definida la fecha para esto.

 

La oposición frontal del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) al proceso, quien ocasionó lo mayores golpes militares a la guerrilla durante su gestión, es otro de los elementos que ha impulsado el rechazo de la población y su eventual negativa en el plebiscito bajo la sombra de que los guerrilleros no pagaran por sus delitos.

 

«Como van las cosas, si las FARC se desarman la economía y la vida social nos traerán más frustraciones», trinó el exmandatario en su cuenta de twitter.

 

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Hasta ahora las delegaciones negociadoras han conseguido acuerdos en temas como la reforma agraria, la participación de los rebeldes en política, la lucha conjunta contra el narcotráfico, la reparación de las víctimas, el marco jurídico y político a los puntos que se acuerden en la mesa, la forma en que los guerrilleros pagarán por sus crímenes, el cese bilateral y definitivo del fuego y el abandono de las armas.

 

Compromisos en la mesa

Todavía se está discutiendo entre las partes los temas vinculados a la amnistía y entrega de armas, un punto clave para los líderes guerrilleros que insisten no irán a la cárcel por sus acciones.  En esas dudas es que los detractores de la negociación se vienen apoyando para aumentar su fila de opositores a decir “sí”.

 

Los expertos consultados por la prensa colombiana destacaban que “la refrendación por medio del plebiscito tendría lugar antes de la firma del acuerdo de paz, que es cuando debe comenzar la entrega de armas. Las FARC aceptarían lo anterior pues siempre han manifestado que la amnistía tiene que estar aprobada antes de que sus hombres dejen las armas. Y para que haya amnistía se requiere que haya tenido lugar la refrendación”.

 

Esa campaña frontal por un no viene corriendo desde hace meses liderada por Uribe y su partido, Centro Democrático, avivando entre los colombianos el rechazo de que los guerrilleros desmovilizados lleguen a hacer política. Ese factor está influyendo mucho en la opinión pública colombiana.

 

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Conforme la campaña oficial a favor del plebiscito no arranque, explicando con detalles los claro oscuros de lo acordado, no es extraño, entonces, que un “no” esté avanzando entre buena parte del país

 

Francisco de Roux, un prominente sacerdote jesuita que durante años ha trabajado en programas de pacificación en Colombia, escribía que “subordinar el valor fundamental de la paz a estas campañas (de un no o contra Santos), en las que juegan la sagacidad, las emociones y las confusiones, puede destruir entre los colombianos un proceso que ha conmovido al mundo”.

 

De darse una victoria del “No” Santos advierte que se volverá al campo de batalla, una amenaza que si bien puede ser real, los juristas acusan de que hay otras medidas para rescatar lo acordado, aunque se dilataría aún más el tiempo y el concepto de una “pronta paz” quedaría en el aire.

 

En 54 años de conflicto armado colombiano, unas 220.000 personas fueron asesinadas, 25 mil resultaron desaparecidas y 4.7 millones resultaron desplazadas, como demostraba un informe oficial del Centro Nacional de Memoria Histórica, toda una estadística que asunta a un país hastiado de la guerra pero sediento de justicia. Dos realidades que deberán medirse en los próximos meses.

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