El primer cara a cara entre Clinton y Trump
Ojo Global Noticias
Hempstead (EEUU), 26 sep – Poco duraron las sonrisas con las que Hillary Clinton y Donald Trump se estrecharon las manos en la noche de este lunes dando inicio al debate electoral en Estados Unidos que más expectación ha despertado en las últimas décadas.
La candidata del Partido Demócrata a la Casa Blanca y el del Partido Republicano se sacaron mutuamente con rapidez los trapos sucios sobre el escenario de la universidad neoyorquina de Hofstra, en Long Island, y chocaron en economía, tratados comerciales y otros asuntos.
«Donald, es bueno estar aquí con usted», manifestó con cierto tono de ironía Clinton, situada a la izquierda de Trump. Ella fue la que rompió el hielo. «Quiero que esté contenta, es importante para mí», le contestó el republicano poco después. Enfrente tenían al periodista Lester Holt, de NBC, como moderador.
Clinton vistió traje de chaqueta rojo; Trump, corbata azul: ambos intercambiaron así los colores de sus partidos en un debate que despertó tanta expectación que se calcula que puede ser visto por hasta 100 millones de estadounidenses por televisión, acabando con el récord de 80 millones que fijaron Jimmy Carter y Ronald Reagan en 1980. Miles de periodistas de todo el mundo se acreditaron.
La primera mujer que puede llegar a presidir Estados Unidos y el multimillonario reconvertido en político concurrieron al debate de hora y media sin ayuda de notas previas.
Fue la primera vez que se los vio hablando frente a frente desde hace años. Y Trump habló del escándalo de los e-mails que tanto daño está haciendo a Clinton en la campaña. Ella, de las declaraciones de impuestos que Trump se niega a publicar.
«Cometí un error usando un email privado», admitió Clinton, «asumo la responsabilidad por ello». «No fue un error, lo hizo a propósito», le espetó Trump.
El republicano se comprometió a publicar sus declaraciones de impuestos -tradicionalmente lo hacen los candidatos presidenciales pero él no lo ha hecho- si Clinton publica 33.000 emails que no se han hecho públicos.
El primer cara a cara entre la ex secretaria de Estado y el magnate está considerado como el momento más importante de una campaña que está siendo dura. Habrá dos más: el 9 y el 19 de octubre. A falta de poco más de 40 días para las elecciones del 8 de noviembre, el electorado está polarizado y las encuestas, más igualadas de lo que se preveía.
La ventaja media de más de 6 puntos porcentuales que Clinton llegó a sacar a Trump tras las convenciones en las que ambos fueron nominados por sus partidos en julio se ha reducido hasta el entorno de los dos puntos porcentuales (2,3 según los cálculos de RealClearPolitics).
Clinton acudió al debate como favorita por su experiencia, tras haber sido primera dama, senadora y secretaria de Estado. Su reto era combatir la frialdad y desconfianza que genera, según las encuestas. Trump, siempre imprevisible y polémico desde que hace año y medio se lanzó a la arena política, afrontaba el desafío de demostrar estar capacitado para dirigir la primera potencia mundial.
«Me preparé este debate, sí lo hice, y me preparé también para ser presidente, y creo que es una buena cosa», manifestó Clinton a mitad del debate.
Los golpes bajos
Hillary Clinton respondió a las afirmaciones de Donald Trump sobre que no tiene la «energía» para ser presidente.
Trump ha puesto en duda que Clinton tenga la fortaleza física para ser presidenta, y repitió esas críticas durante el debate. Clinton respondió que Trump no debería hablar de energía hasta que haya probado la apretada agenda que mantenía ella cuando era secretaria de Estado.
Trump no respondió la pregunta original del moderador, Lester Holt, sobre sus declaraciones previas de que Clinton no tiene el «aspecto presidencial».
Clinton sugirió que esos comentarios se referían a su género, y recordó al público otras declaraciones previas de Trump en las que describió a mujeres como «cerdos» y otros términos despectivos.
Trump es temperamental
Hillary Clinton acusó a Donald Trump de que es provocado demasiado fácilmente como para evitar que Estados Unidos se involucre en una guerra, quizá incluso una que involucre armas nucleares.
Trump respondió, «tengo mucho mejor criterio que ella. Tengo un mucho mejor temperamento». Esto provocó risa entre algunas personas asistentes al debate, y motivó que Clinton exclamara: «¡Woo! ¡OK!».
Clinton giró entonces hacia la política y defendió la guerra en Afganistán encabezada por Estados Unidos.
Clinton dijo que Irán estaba «a semanas» de conseguir una bomba nuclear cuando ella se convirtió en secretaria de Estado, y dijo que el gobierno del presidente Barack Obama frustró ese avance.
Agregó que Trump no tiene «buen juicio ni el temperamento correcto», porque él podría conducir al país a una guerra por asuntos pequeños, como que alguien se burle de él por Twitter.
Acuerdos defectuosos
Donald Trump culpó a Hillary Clinton de lo que calificó acuerdos comerciales «defectuosos» que han costado empleos estadounidenses.
Trump dijo que México grava los productos estadounidenses que importa, pero que Estados Unidos no grava las importaciones mexicanas.
Dijo que Clinton «ha estado haciendo esto durante 30 años», en referencia a su larga carrera en la escena política estadounidense.
Durante ese tiempo ella ha sido primera dama, senadora de Nueva York y secretaria de Estado. Esos no son cargos que le hubieran permitido una participación primaria en el diseño de acuerdos comerciales.
Trump criticó además que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte fue aprobado en el gobierno de Bill Clinton, esposo de la señora Clinton.
El apartidista Servicio de Investigación Congresional ha dicho que ese acuerdo de 1994 tuvo un impacto «relativamente pequeño» en la economía de Estados Unidos.